Vidrios en el suelo
Aclara, clarea el alba
La vida brilla mientras los sueños vagan. ¿Y qué es un sueño? ¿y qué es la vida? y qué brilla? ¿Qué contempla los márgenes del río, cuando este se va a acostar? Los paisajes de ensueño se meten en la mente, y el cielo, el amado y abandonado cielo, a veces se disuelve en los pensamientos de acá.
Pero no: existen, son bellos, destellos, recreación, y en la espina, ¡En el cuello!, un gris amarillento. Quizás sean guarida de los elfos, quizás sean un bosque; verde, gris, otoñal bosque. Quizás no sea mas que un lago, un serpenteante lago que inunde de belleza las hojas sueltas que vaguen por su pelo.
El cielo existe, pero no es cielo, es recreación de la mente en este terreno. Qué digo ni que callo, ni que susurro canto cuando hablo. Nada entienden los que me escuchan: ni yo mismo lo hago. Dudas - dudas - dudas, y un cielo que despierta. Dudas / dudas / dudas, y un amanecer que clarea.
Sobre el monte, en su paisaje, mañana estoy. Pero no, no quiero un simposio de letras que me carcoma mientras tanto.
Habla el inconciente y oigo sus bagajes. El arrullo de las hojas que me cantan etéreas melodías, (balsámica tríada de lunáticas), baladas de esperanza, y el amanecer que ya no siente, que ya naranja, carcome las copas de la mente. Baladas, música, y guitarra, y el laúd y el arpa que resuenan, tocados por míticos seres, y una escalinata de mármol blanco casi tapado por las hojas y raíces y musgos y naranjas verdes. Y ya clareó, y ya no sueño, y ya me invade el arrepentimiento: de haber dejado plasmado en estas hojas, las ansias de caminar por los prados de la muerte, ¿O de la vida?...
¿De que vale la esperanza, si ella solo se enfoca, en esperar la muerte, para subir la escalinata?.
Dalí y sus arcángeles
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Pasiones subsidiarias, gustos y disgustos anexos.
Dios y los ángeles
Sobre el orgasmo: Los padres de la iglesia reconocen que las visiones celestes y los éxtasis de los santos los mojan.
Sobre los libros: Gala, liturgia viviente de nuestros libros sacralizados.
Sobre el cuerpo de la mujer: El rostro de la mujer, para ser erótico, debe ser soportablemente desagradable.
Sobre la energía interna: El mejor de todos los fosfenos.
Sobre los niños: La cabeza demasiado pesada de los niños, tan pesada como una rosa mojada de rocío cuando arranca, con su peso excesivo, su tallo.
Sobre la gastronomía: En toda comida importante: la nuca protegida por pesadas cortinas, y el espectro de la muerte de Marco Aurelio.
Sobre el trabajo: Trabajo babeante de satisfacción, y con todos esos “Tours de France ciclistas” que trabajan para mí, es decir, la noosfera.
Sobre la montaña: Las montañas, de lejos, son como Bach. De cerca, sus rugosidades son las hemorroides del paisaje.
¡Como aparece ante mí, auténtico, sutil y sublime, el grito de San Juan de
¡Allí está el alma española en su esplendor! ¿Cómo no sentir, después de estas palabras, la insipidez burguesa de Montaigne? ¡Oh, muerte sin ser presente, yo te conjuro para que llegues por sorpresa, pues te amo demasiado y la voluptuosidad de tu beso toca mi voluptuosidad de vivir! Rilke dijo que morimos todos de nuestra propia muerte. Que la deseemos oculta no impide que la queramos cada día en su vestimenta fantástica.
Dalí me dijo - Louis Pauwels