Mártires del mañana


Y sobre el mar ya se apresta un coro de sirenas. Los siete que quedamos levamos anclas bien cargadas y desechamos las redes intelectuales entre los hombres de la taberna. Miguel, siempre contento, carga el fusil que se ciñe como una flecha con veneno y tararea despacio La Canción del Libertador. Las sirenas se acercan y la bárbara espuma como grotescos pensamientos choca contra la proa del buque. El fénix realza su canto y la barca se eleva mientras Miguel grita Tierra, mientras los hombres clavamos espuelas y como aquel general Güemes levantamos la bandera de la aurora, ya caliente e inmortal entre las olas que pululan en las costas. Nos gritaron locos aquellos pobres borrachos, y lo veo a Manuel con una sonrisa desencajada y el grito patrio en la quijada.
Quedan lejos los arrabales y los mártires combatientes del ocaso dictador. El fénix abreva la barca y carga los fusiles. Se reza La Esperanza, se leva el ancla, canta su canción el cañon y, de golpe, notamos garfios, un dolor en el pecho y la sonrisa de Miguel se hace carcajada.


1 comentarios:

AvE dijo...

...lo estaba leyendo, se abrió la página de editar, toque algo y se borró la fotín... -.-

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